El trayecto se ha diseñado como una unidad, en la que se hilan las experiencias, el aprendizaje y las metodologías a partir de una mirada esperanzadora de la adolescencia.

Es la metodología mayormente desarrollada en el CIH durante los últimos 20 años. Es la columna del aprendizaje activo que brindamos a nuestros y nuestras estudiantes, intencionamos con ella la investigación como parte de su proceso de aprendizaje, así como la creación de algo nuevo: una idea, una interpretación, una solución o un producto. Vemos al conocimiento, no como una posesión del facilitador la cual debe ser transmitida a los y las estudiantes, sino como el resultado que permite hacer evidente tanto el logro individual como el colectivo.

A pensar se aprende, se entrena, no sucede en automático. En el CIH enseñamos a nuestras y nuestros estudiantes a pensar mejor. Fusionamos la enseñanza de destrezas de pensamiento y hábitos de la mente con la enseñanza de los contenidos y enfatizamos la necesidad de pensar eficazmente. El proceso de metacognición es clave: es decir, que los y las estudiantes aprendan, tanto cognitiva como afectivamente, a pensar sobre cómo piensan y cómo aprenden. Que aprendan a aprender.

Damos la vuelta a las clases tradicionales, facilitando que los estudiantes tengan un rol más activo y utilicen las nuevas tecnologías para adquirir y poner en práctica conocimientos. El estudiante recibe previo a la sesión toda la información a aprender y el tiempo clase se utiliza para discutir, analizar y realizar diversas prácticas que refuerzan el conocimiento previamente adquirido.

En el CIH también aprendemos de forma divertida. Las y los Educadores CIH utilizan videojuegos, aplicaciones o plataformas web como herramientas para que nuestras y nuestros estudiantes aprendan de forma sencilla y lúdica. Así mismo, contamos con espacios de integración a través de actividades de team building que fomentan la cohesión y empatía de las y los estudiantes, mejoran su comunicación, fortalecen su compromiso, una actitud positiva y con propósito.

Las características de estas metodologías aportan flexibilidad y adaptabilidad en el proceso de aprendizaje de nuestros y nuestras estudiantes, aumentan la creatividad y la efectividad de lo aprendido. Están basadas en la colaboración y la resolución de problemas a partir de proyectos, dando más valor a nuestros y nuestras estudiantes y sus interacciones, que a los propios procesos y las herramientas.

Son metodologías que nos permiten como Educadores CIH diseñar las experiencias de aprendizaje centradas en las y los jóvenes. Nuestro punto de partida son sus cualidades individuales y colectivas y así visualizamos las habilidades, valores y actitudes a fortalecer.